La chica del metro

Hoy he vuelto a coger el último metro de la noche, o al menos esa sensación me da, ya que creo que han cerrado la entrada justo tras de mí.

Hoy he vuelto a recorrerme Barcelona de punta a punta en metro, de Bellvitge a Sant Andreu.

Hoy he vuelto a coincidir con ella, esa desconocida que se sienta en el otro extremo del vagón vacío, justo una parada después de la mía.

Alta, morena, sofisticada en su forma de vestir, evadida del mundo gracias a sus auriculares. ¿Qué escuchará?

No lleva nada en las manos, ni un bolso, ni un libro, ni una carpeta. ¿Estudiará o trabajará?

Plaza de España y no ha subido nadie a este vagón de cola, como siempre a estas horas. Ella sigue escuchando música, mirando al frente. ¿Dónde estará su mente?

Plaza Cataluña y ¡sorpresa!, gira la cabeza hacia mí, sonríe tímidamente y vuelve a mirar al frente. ¿Qué habrá pensado al verme?

Sagrera y solo me falta una parada. La voy a dejar de ver, por lo menos, hasta mañana. ¿Dónde se bajará ella?

Salgo del vagón a la fría estación y escucho un cálido “hasta mañana”. Respondo, pero creo que el ruido de la puerta al cerrar no le ha permitido oírme.

Subo las escaleras y solo un pensamiento invade mi mente… ¡¡¡GGGGRRRR AY OMÁ KE RIKA!!!



Que conste que todo es ficción, que luego alguna se me enfada... jajajaja