¡Que vienen los reyes!

Ante todo, pedir disculpas por la “desaparición” de estos días, he estado sin conexión y desde el móvil no me da como para escribir una entrada, no me resulta cómodo.

Hoy he visto una cabalgata de reyes (no la grande de Barcelona, pero bueno), hacía tres años que no la veía, desde la ventana de mi casa al paso por Gran de Sant Andreu, ventajas de vivir un poco alto. Sé que no es lo mismo que vivirla desde abajo, entre la muchedumbre, pero me he emocionado igual.

Tal vez ahora mismo alguno esté pensando “vaya tontería, ver solo la cabalgata de reyes, qué infantil” o algo similar, pero he de aclararle que las cabalgatas para mí tienen un sentido muy particular, la unión que teníamos mi padre y yo.

En Estella la cabalgata la organiza la Sociedad Recreativo Benéfico Cultural Peñaguda, sociedad a la que perteneció mi padre durante unos treinta años, muchos de ellos ejerciendo la función de bodeguero, y a la que actualmente tengo el orgullo de pertenecer yo.

Desde bien crío recuerdo muchas tardes ayudando a mi padre y a otros socios a vallar el recorrido de la misma, portando un brazalete de organización, como los mayores, diciéndole a la gente eso de “por favor, para atrás, que los reyes no van a tener sitio si no para pasar y su hijo se va a quedar sin regalos” (así eran los propios niños los que les decían a los mayores que se echasen para atrás, jeje).

Tras la cabalgata, y pese a haber sabido desde bien crío la gran verdad (lo descubrí cuando reconocí a un Baltasar en una visita que hicieron a mi casa y exclamé “¡es el papá de Raúl!”, otro niño de la sociedad, jajajaja), significaba que iríamos a comprar alguna pequeña tontería, no como regalo propio de reyes (esos me esperaban en casa), sino como premio a un trabajo bien hecho ayudando.

En ocasiones también he llegado a ir en una de las numerosas “carrozas-camión”, arrojando al público balones y pelotas de plásticos gustosamente donados por Unice (ahora perteneciente al grupo Smoby), caramelos y muchas otras cosas.

No llegué a hacer de paje, mucho menos he hecho aún de rey, privilegio exclusivo de los socios al que mi padre tuvo acceso pocos años antes de su muerte y que algún día me gustaría poder disfrutar yo.

Así pues, espero entendáis por qué me resulta tan agradable, porque son mis inicios en tareas organizadoras de actividades públicas, ya que luego comencé a colaborar con el departamento de juventud, club ciclista, Peña San Andrés… etc., y era uno de esos mágicos momentos padre-hijo que iba más allá de “ale hijo, vamos a ver a los reyes y luego a casa a dormir que papá y mamá tienen cena”.

Espero de verdad que los reyes os dejen esta noche todo lo que habéis pedido, aderezado con salud para vosotros y los vuestros y mis mejores deseos para este nuevo 2011.

P.D.: Queridos Reyes Magos, si lees esto recordad, a la Christina Hendricks me la dejáis bien cómoda en la cama y le recordáis que en la nevera hay comida de toda clase o que pida por teléfono, que vuelvo el lunes. Gracias.

Mi papi ;) (Vía Estalla.com.es)